DÍGAME USTED Si NO ESTUVO A MERCED DE LA BUROCRACiA

Y dígame usted ¿con quién hay que hablar? Mire si habrá escuchado o pronunciado en su vida esta frase. Seguramente muchas. Cientos de veces. Porque sin temor a equivocarme ni caer en la exageración es casi de uso diario en el común de los mortales. Lo invito a desandar juntos un sinuoso camino, generalmente salpicado por la temible burocracia. Se está por casar. No tiene turno en el Registro Civil y la usa por primera vez. Por lo general con resultado dispar. Y con constancia logra su objetivo.
Nace, a los años un hijo y la vuelve a usar cuando descubre que al inscribir su nacimiento le pifiaron feo al nombre: debería decir Ernesto y no Estreptococo como lo anotaron. Y seguimos usándola al llegar a la inscripción para que concurra a la Salita Azul del Jardín de 3 años. "No hay vacantes hasta el 2018" escuchará cuando una simpática maestra jardinera lo atienda. Y ¿con quién hay que hablar? se preguntará. Con nadie. Él o la habilitada está en un Congreso de la Lengua en Bora Bora. Pero le avisan que sí hay vacantes a 680 km de su casa.
Y atravesará esta misma situación al inscribirlo, o tratar de hacerlo en el primario y en el colegio secundario, y él o ella lo vivirá al intentarlo en el ingreso a la Universidad. Pero no terminan ahí sus desgracias. Pruebe enfermarse y concurrir a ver al médico que le recomendaron. Se levanta como los pollos al amanecer. Mareado aún por el sueño parte al Hospital. Llega. Alguien con la sutileza de Adolf Hitler con dolor de muelas le dice "No hay más números. Siga participando" y usted no se va a quedar con esa respuesta. Rengueado, por la fractura de tibia, pregunta a un empleado de vigilancia ¿con quién hay que hablar? "Mmmmm, no sé tío" le responde.