LA POLíTiCA: LO NUEVO, LO ViEJO y EL ETERNO RECiCLADO
Hay programas de TV en donde una experta, utilizando sus manos, logra trocar un objeto viejo y sin uso en algo nuevo. Y útil. A través de diferentes técnicas nos muestra cómo hasta la ropa puede ser reciclada, añadiendo o quitando adornos. Son cosas simples y están al alcance de todos y todas. Por unos pesos recupera lo que hasta ayer era inservible. Entonces queda claro el concepto de lo nuevo, lo viejo y lo reciclado. Pero si yo hiciera referencia al cine y le dijese que este jueves no se pierda el estreno de "Lo que el viento se llevó" usted, en el acto, pensaría que no tomé la pastilla. O que al menos me equivoqué de pastilla. Porque se estrenó un 15 de diciembre de 1939. Entonces es un clásico intemporal al igual que sucede en el terreno de la política argentina. Nuestros políticos, tan conocidos en la mayoría de los casos como la película citada, en cada elección se reciclan y se presentan como "lo nuevo". Sus caras, con botox, rellenos de ácido hialurónico, cirugías, teñidos varios, o exhibiendo una colección de arrugas, nos son familares desde la vuelta de la democacria en un ya lejano 1983. Son casi como de la familia de cada uno de nosotros. Cada 2 o 4 años despiertan de su letargo y con fuerza se nos presentan como "la opción" a lo "viejo", es decir al gobierno de turno. Y son dueños de hacerlo, por supuesto. Lo que sí deberían obviar es el concepto de representar lo nuevo en la política. Nuevo sí puede ser el partido, la alianza, el frente, la agrupación o hasta el sublema que puede estar de estreno, pero con figuritas repetidas. Deberían advertir que la sociedad en su conjunto no padece de alguna seria perturbación mental, como sus asesores, ni un estado aletargado de amnesia, como ellos.
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