Una amiga mía, vecina de la familia del senador y candidato a la presidencia, tomó esta imagen. En ella usted ve a
Barack Hussein Obama Jr. (qué ironía del destino que un
Hussein pueda ser
Presidente de USA) rezar con devoción. Es conocida por todos su extrema devoción a la
Virgen por lo que no sorprende a nadie verlo en la Iglesia, de rodillas. Lo que sí despertó la curiosidad de quienes eran sus circunstanciales compañeros era el tenor de sus plegarias.
"Madre Mía: no me abandones, hacé que pierda yo" ; "Cristo ten piedad de mí y hacelo ganar a McCain" o "Dios Mío: no castigues a tu siervo Barack con la Presidencia" brotaban como un susurro de sus temblorosos labios. La emoción puesta en los rezos, supone mi amiga, se debe a que el Comité de Campaña del Partido Demócrata le acercó a
Obama las últimas cifras del multimillonario déficit financiero que le dejará de herencia
George W. Bush a quien lo suceda en la Casa Blanca. Un sacerdote que presenció la escena y que prefirió no dar su nombre aseguró que
"el rostro de Mr. Obama estaba blanco del miedo mientras se secaba las lágrimas". En compañía de sus custodios el favorito en las encuestas partió a esperar el
Milagro de Dios, rodeado de su familia en su hogar.
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