PARA LOS PADRES NO HAY HiJOS FEOS. Y TAMPOCO MALOS

Dicen que para los padres no hay hijo malo. Ni feo. Es que es tanto el cariño que despierta un hijo que incluso si éste es malo y feo sus progenitores no lo verán así. Nunca. Ni aunque sea una réplica del personaje que interpretara Nino Manfredi en la comedia "Brutti sporchi e cattivi". Nosotros la conocimos como "Feos, Sucios y Malos". El maestro Ettore Scola fue su director en un lejano 1976. Nada desanima a un padre. Ni aunque sea un marginal o que el cirujano plástico le haya dicho que si él pone el trotil le hacía precio con la cirugía de rostro de la nena.
Cuando se es joven, según mi óptica, nadie es feo salvo honrosas excepciones. Y en la escuela es donde a veces la cruel realidad pone las cosas en su lugar. Si el alumno es elegido, todos los años, para el protagónico de "El Monstruo de la Laguna Verde" y la maestra le dice en una cartita: "Estimada mamá: que venga así no más. No se ponga a gastar en disfraces" es la punta del ovillo que debe asir para no quedar descolgada del mundo. Piense.
Recuerde si cuando la llevaba en el cochecito la gente al verla se persignaba y hasta sus parientes se cruzaban de vereda para evitar mentirle "qué linda que está la nena". Y vamos un poquito más atrás. Haga memoria papá si cuando le preguntó al obstetra que atendió a su mujer sobre el sexo del bebé este le respondió "soltera".
Son signos inequívocos como entrar a neonatología y que una enfermera le diga "está en incubadora". "¿En cuál?" es la pregunta. "En la de vidrios polarizados señor", es la respuesta. Bueno no todo está perdido. Dicen que Brad Pitt era feíto de chico y que algo similar pasaba con Anjelina Jolie.