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POSTALES del SUR

CASO RASPUTÍN: "LA POBRECITA MURIÓ LOCA"

CASO RASPUTÍN: "LA POBRECITA MURIÓ LOCA" Hasta la fecha se habla en la pequeña ciudad de Alba de Tormes, en Salamanca, de la rusa que murió loca en el Convento de Carmelitas Descalzas, que fuera fundado en 1571 por Santa Teresa de Jesús. En un viaje reciente a España yo entrevisté al septuagenario y memorioso vecino don Fernando Vallejo quien me confirmó que: “en esta ciudad que está situada junto al río del que toma su nombre aún nos acordamos de la pobre rusa Maleeva". Con varios amigos nos reunimos en el café de la Plaza Queipo de Llano, contiguo a la Sucursal del banco, y surge junto a los carajillos y a las tapas el tema de la Irina, tal era el nombre de esta mujer. Llegó con su hermana Manuela, así le pusimos porque el nombre original era impronunciable, y se establecieron en una modesta casa de lo que hoy es la Avenida Juan Pablo II. Si vamos al café yo le cuento algo de su vida. Llegamos y Don Fernando, un ex futbolista –un veloz wing izquierdo en los´60- se sienta en la mesa que da a un gran ventanal, se acomoda y me advierte: "escuche, el Barry White está cantando uno de mis temas preferidos “Baby, we better try to get it together” ¡que lástima que se haya muerto él y no varios de Operación Triunfo! Bueno, ¿dónde estábamos? A sí la rusa. Bueno la pobre había sido violada, a los 14 años por el Monje Rasputín y quedó muy enferma de los nervios. Y floja de esfínteres. Y poco a poco se fue enloqueciendo. Salía a la calle desnuda gritando y su hermana la traía mediante hábiles engaños a la casa. Era linda pero daba pena verla, con decirle que caminaba con la gracia de Robocop por
como había quedado tras su prolongado encuentro sexual con el Santón. Y a los meses su hermana, rogándoles a las hermanitas del Convento, logró que la aceptaran, donde murió en el verano 1967. Cuentan que sus últimas palabras fueron “espero no verlo en el Cielo a ese hijo de cien mil putas del Monje Rasputín”. Y Don Fernando se pide otro café, un jerez y me toma del antebrazo y me dice “Cómo ¿ya se va?, ¿no se queda a escuchar? Joder, no sea hereje hombre... el Barry White está cantando Can’t get enough of your love, babe”. Y sigue el ritmo con su pierna derecha mientras me alejo atesorando otra historia de sexo y locura que involucra al depravado Monje Rasputín.

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