Había una vez una mujer muy bonita. Y estaba felizmente casada con el
Príncipe de la República Bananera del Plata. El hogar, la Casa Rosada, se poblaba de las voces y de las risas de sus hermosos hijos. Afuera, el pueblo orgulloso llevaba la imagen de su bello rostro en sus escapularios. Era amada por propios y extraños. Su vida dio un cambio sorpresivo, y negativo, cuando sucedió en el Trono al Príncipe. La turba multa la había elegido para llevar al Reino a ser una potencia del Primer Mundo. Pero un día... su salud se resquebrajó. Con lágrimas en los ojos el ex Monarca, actualmente en funciones, anunció a los periodistas dijo que:
"La Presidenta ha sufrido una descompensación. No me voy a poner a hablar de medicina porque...bue..Lo que pasa es que Cristina trabaja de 24, 23 horas".
Pobre Cristina Kirchner. ¡Qué vida de mierda durmiendo menos de una hora al día! Y colorín colorado este cuento de hadas argentino, se ha terminado.
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