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POSTALES del SUR

ESTALLÓ UNA BOMBA EN EL VATICANO

ESTALLÓ UNA BOMBA EN EL VATICANO Desde ayer y por lo que se desprende del documento "Orientaciones para el uso de las competencias de la psicología en la admisión y en la formación de los candidatos al sacerdocio" el ingreso al Seminario ya no depende de una vocación. Ni es una cuestión de fe. La crisis estalló y el Vaticano sugirió que los rectores de los Seminarios realicen un test piscólogico a los aspirantes a curas para detectar a aquellos heterosexuales que no puedan controlar sus instintos sexuales y a aquellos que tengan fuertes tendencias homosexuales. Aquellos que tengan una identidad sexual “incierta, tendencias homosexuales fuertemente radicadas o dificultad para vivir la castidad en el celibato no podrán ser sacerdotes”, según precisa el texto. Respuestas equivocadas a preguntas contenidas en un cuestionario pone en evidencia a los aspirantes gays. Como por ejemplo contestar: "Yo me saco los forros tirándome pedos"; "Sueño que me insemina Brat Pitt"; "Ay, Monseñor si usted me viera en camisón"; "Soy de hablar poco o nada cuando tengo carne en la boca"; "Al pelar una banana, me babeo como una tonta"; "Prometo que voy a ir a la Marcha del Orgullo Gay sin sotana y con mi jean rosa"; "Para mi cumpleaños Monseñor, regáleme un conjunto de lencería transparente"; "Casi me desmayo cuando vi una foto de una mujer bañándose desnuda"; "En realidad a mí me gustaría estudiar para Monja" o "A los Reyes Magos les pedí un consolador", los enviará directamente de regreso a casa. Es necesario valorar también la orientación sexual. El texto, redactado por el Abad Juan Manuel Pérez Dasta, afirma que la detección temprana de defectos psicológicos “en ocasiones, patológicos” antes de que los Seminaristas se conviertan en Sacerdotes ayudaría a evitar experiencias tragicómicas. Y si ellos lo dicen...

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