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POSTALES del SUR

EVIDENTEMENTE YA NO SON LOS DE ANTES

EVIDENTEMENTE YA NO SON LOS DE ANTES Él bramó de indignación. El grito fue similiar al de quien se agarró un testículo con la puerta del auto. O los dos. En su desesperación no atinaba a quién culpar. Todos, sí todos eran culpables por error u omisión. Sólo sus hijos podían tener coartadas creíbles. Las eshe, a las que nos tiene acostumbrados en sus alocuciones, brotaban de su boca alocadamente. Más que de costumbre. Se había enterado que su buena estrella comenzaba a apagarse. El silencio se había apoderado de sus cortesanos; de su séquito de amanuenses y de sus sirvientes incondicionales. Nadie se atrevía, por entonces, a mirarlo a los ojos. "¡¡¡Crishtina, Crishtina!!!, ¿Cómo puede sher que te haya fallado el shéquito de legishladores forros que yo te heredé?, ¿Cómo, Crishtina?", gritaba el Néshtor en la residencia presidencial. Lo cierto es que se alejó de los lugares que solía frecuentar desde esa madrugada. Si Ud. lo vio a Kirchner no deje de comunicarlo a la comisaría más próxima a su domicilio. Grashias.

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